Cruzando Los Límites

Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y que el árbol era deseable para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto y comió. Génesis 3:6


Agradable a los Ojos – ¿Cuándo es que un vistazo se convierte en un deseo? Una persona atractiva pasa a tu lado. Damos una ojeada breve. Las señales nos incitan a mirar. El vistazo se convierte en deseo. Ahora veo lo que anhelo. Expando mis fronteras al mover la valla que rodea mi comportamiento para incluir lo que una vez yacía afuera del perímetro.

¿Supones que Eva nunca había visto el Árbol antes? Claro que no. Ella supo exactamente donde estaba. Ella estaba cerca del Árbol cuando la serpiente comenzó la conversación. Pero ahora la periferia se convierte en el centro. Su vistazo se convierte en deseo. Es agradable a los ojos. Ahora el Árbol yace dentro del perímetro de su deseo.

¿Qué quiere decir “agradable a los ojos”? la frase hebrea es extraña y reveladora. Es ve-ki ta´ava-hoo. Primero, está ve-ki . Esta es la combinación de “y” y “porque, eso, o para.” Esta partícula tiene una amplia gama de significados y se traduce según el contexto. Aquí parece decir, “y porque era.”  Pero eso nos lleva a un punto muy interesante. ¿Era agradable antes que Eva decidiera que lo era? La percepción de lo agradable,  ¿acaso no yace en el ojo del espectador? Eva ve lo que quiere ver. Ella ve según su deseo. En realidad no importa cuáles son las características físicas específicas del fruto. Le fue agradable a ella. Su cambio de percepción ya ha oscurecido su vista. Ella ya no ve como es. Ella lo ve como desea que sea.

¿Qué ve? Ella ve ta´ava-hoo (agradable el). Esto es algo inusual. La adición de la partícula hoo es como añadir un adjetivo enfático. No es solo que el árbol era agradable. Era que este árbol era agradable. Súbitamente, este árbol se distingue de los otros árboles y ahora solo este es un árbol agradable. No solo ve Eva lo que quiere ver, ella ve que ella desea solo esto. El adjetivo solo expresa el atractivo visual del árbol, pero al añadirle el hoo, nuestra atención se enfoca aquí y solo aquí. Hace eco de la reacción de Adán en el bosque. “Este es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esto es justo lo que soy. Esta es perfecta para mí.”

El pictógrafo ilumina el concepto. La raíz A-V-H dibuja la imagen, “lo que viene del primer clavo” o “lo que se asegura primero.” Eva asegura primero su fijación al Árbol. Lo convierte el su deseo. Es esencial. Ahora debe poseerlo. Ahora el Árbol yace dentro de la valla en vez de afuera. Ahora decide Eva, “hágase mi voluntad.”

Jesús tuvo que decir sobre la lujuria de los ojos. La lujuria es vista ciega puesto que rehúsa ver lo que el Señor ha revelado. Ubica en el punto central aquello diseñado para las periferias. Convierte lo trivial en lo más importante. Dios es empujado detrás de la cortina mientras mi deseo ocupa el centro de atención.

Ta´awah tiene un homófono. Esto es una palabra que se escribe y suena igual pero tiene diferente significado. En este caso, la segunda ta´awah tiene una raíz diferente. Esta palabra indica la frontera externa de la tierra. ¿NO les parece interesante? El límite es el borde de mi deseo, el lugar donde me deslizo de solo notar algo bueno en la creación de Dios hacia desearlo para mí mismo. El Árbol era bueno. Dios lo hizo así. Pero está dentro de la frontera, del límite que Dios ha colocado dentro del marco ordenado de la creación de Dios. Solo es uno de los arboles en el Jardín. No es el más importante. No está en el centro. Solo uno que debe ser respetado por lo que es – el límite de mi obediencia. Pero cuando Eva mueve la valla que estableció Dios, el Árbol se convierte en posesión deseada. El Árbol ya no mantiene su lugar apropiado dentro del orden creado. El deseo de Eva por el Árbol cambio su posición de algún lugar en el Jardín al centro del Jardín. Eva codició el Árbol, y eso fue suficiente para desarraigar toda la creación. En vez de gratitud, Eva expreso codicia. Ella quiere lo que quiere. ¡Y no creas que lo codicia por razones puramente egoístas! Ese no es el encanto del corazón del pecado. El encanto en el corazón del pecado es que necesitamos lo que deseamos porque seremos mejores personas por ello. Seremos mejores en el rol que Dios nos ha dado. Estaremos mejor equipados para cumplir Sus mandamientos. Seremos más fuertes y más capaces de tomar decisiones. Ya no seremos dependientes. Seremos libres de hace lo que debemos hacer (según nuestros estándares, claro está). No, Eva no es codiciosa para ella misma. Ella es codiciosa para hacer lo que fue diseñada a hacer. Por eso es que escucha a la serpiente. Ella peca en su fuerza, no en su debilidad. Cruza el límite porque cree que puede mejorar el diseño.

¿Crees que Eva necesitaba esta fruta agradable a los ojos? Claro que no. Si lo necesitase, Dios se la hubiera provisto. Pero a Eva ya no le importa cuál es la provisión de Dios. Ahora ella quiere tener mano en proveer para ella misma. La serpiente desnuda la ha convencido que ella sabe qué cosa es bella y vale la pena tener lo bello. El pecado reenfoca nuestra atención. La serpiente desnuda convence a Eva que ella sabe mejor que nadie lo que le conviene. A fin de cuentas, Dios creó el Árbol. El Árbol es bueno. ¿No será ella mejor si toma esa cosa buena que creó Dios?

¿Dónde está el límite de lo bello? ¿Cómo lo decidirás – ah, quizás la verdadera pregunta sería quién decidirá por ti? ¿Quién coloca tus límites?

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Marco Huaiquimil

Skip, querras decir en el tema anterior que el árbol de la ciencia es la Torá? “La creación imvertida”

Bessy Bendaña

Marco, ya envié su pregunta a Skip. Estaremos pendientes de la respuesta.

Bessy Bendaña

Contesta Skip:

No, no quiero decir eso. Primero, no es el Arbol de la Ciencia. Esa puede ser un problema de traduccion, pero espero que no. Es el Arbol del Conocimiento del Bien y el Mal – y eso no es ciencia. Es sobre la facultad moral de determinar mi propia evaluacion de lo que es bueno y malo para mi. Segundo, en un sentido, el Arbol es como Torá. Delimita la condición del terreno en mi vida. Representa una valla, un lugar al cual no debo entrar, igual que la Tora establece las condiciones de mis limites.

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