Día 7 – Fin de la Semana

Así que por una semana ya has considerado las diferencias entre las perspectivas griegas y hebreas. Quizás te encuentres preparado para una exposición más amplia ante la magnitud del efecto de éstas diferencias en nosotros, aunque no nos percatemos de ellas. Podemos visualizar esas un poco esas diferencias con estos pares de palabras:

Cognitivo Mental Vs. Corazón – Actitud y Acción
Creer Correctamente Vs. Comportarse con justicia
Educación Vs. Sumisión
Conocimiento Vs. Sabiduría
Razón Vs. Revelación
Material Vs. Espiritual
Reconocimiento Externo Vs. Armonía entre ser interno y acción externa
Satisfacción Vs. fructífero
Cuerpo-Mente-Espíritu Vs. Persona (palabra hebrea es nefesh)
Iluminación Vs. Arrepentimiento
Destino Vs. Propósito

Claro que existen traslapes en los conceptos. Siempre que culturas completas se reducen en una docena de palabras, se pierde gran parte de los matices. Pero en general, podemos ver las sorprendentes diferencias entre éstas dos apreciaciones del mundo. Las diferencias no se circunscriben a la naturaleza del Hombre. Son apreciaciones diferentes en su punto de vista en cuanto a la historia, propósito, epistemología (como sabemos que cosas son ciertas), óptica y religión.

¿Cuántas veces nos hemos frustrado en nuestro crecimiento espiritual o en la aplicación de creencias cristianas a nuestras circunstancias cotidianas porque hemos intentado encajar una clavija cuadrada hebrea en un orificio redondo griego? ¿Cuánto de tu propio sistema de creencias es realmente griego? Pregúntate estas cosas para evaluar si en verdad haces suposiciones griegas en tus apreciaciones del mundo.

1. ¿Das más importancia a adquirir conocimiento que en someterte a la voluntad de Dios?

Quizás digas, “Oh, no. Yo no lo hago. Solo anhelo cumplir los propósitos de Dios.” Pero la verdad usualmente la encontramos en nuestras acciones, no en nuestras palabras. ¿Con cuánta frecuencia has disminuido tu estudio de la Palabra de Dios para llegar al trabajo? ¿Les dices a tus hijos que el camino al éxito es un título académico? ¿Cuánto énfasis le das tú y tu familia a la comprensión precisa del propósito de Dios para tu vida cotidiana, o la “asumes” mientras corres a cumplir con la siguiente obligación?

2. ¿Crees que el trabajo duro y el entendimiento resolverán tus problemas?

He aquí otro ejemplo. La última vez que cambiaste de trabajo o tomaste un ascenso, ¿decidiste el mejor camino a seguir en base a tu propia evaluación o consideraste las instrucciones de Dios sobre tu trabajo como la prioridad? Cuando enfrentas dificultades financieras, ¿te vas a horas extras de trabajo o pasas más tiempo de rodillas? Cuando tienes conflictos con tu cónyuge, ¿pides que oren juntos antes de discutir, debatir o justificar?

3. ¿Mides los logros según los parámetros  de tu carrera en vez de hacerlo por la revelación de Dios?

Poseo muchos títulos académicos. Todos cuelgan de mi pared. ¿Crees que me convierten en una mejor persona? Cuando te presentan a alguien, ¿lo juzgas por sus logros antes de saber si ha sometido su vida a Dios? Si alguien te pregunta que haces, ¿está el propósito de Dios en tu respuesta?

4. ¿Escuchas más a tu mente que a tu corazón?

Cuando enfrentas un problema verdaderamente tenso, ¿cuál es tu primer impulso, recurrir a tus recursos mentales (intentas dilucidar como resolver la situación) o a Dios (le pides dirección a Él)? ¿A quién culpas cuando suceden cosas malas? ¿Por qué culpas a alguien? ¿Crees que Dios utiliza estas cosas en tu vida para Sus propósitos o solo son mala suerte?

5. ¿Eres una persona forjada más por tus circunstancias externas que por tus reflexiones internas?

Cuando bajo tensión, ¿eres capaz de ver la mano de Dios en cada circunstancia? ¿Conoces la quietud interna que prometió Jesús (“mi paz les dejo”) o estás tan ansioso que simplemente no puedes soltarlo todo?

6. Buscas la aprobación externa de los hombres en vez del reconocimiento interno de Dios?

¿Es más importante su reputación que tu devoción silenciosa ante Dios? ¿Buscas el reconocimiento de otros? ¿Mantienes “puntuación”?

7. ¿Luchas por encontrar tu destino o te esfuerzas por lograr los propósitos de Dios?

Si escribieras los deseos más importantes de tu vida, ¿donde quedaría la devoción (no el servicio)?

8. ¿Cuánto te cuesta admitir tus errores, pedir perdón genuinamente?

Una vez que respondas estas preguntas, quizás te enteres que eres más griego que hebreo. Eso podría explicar tu frustración actual con tu vida espiritual. Cuando Pablo nos dice que nos debemos hacer como Cristo por medio de la renovación de nuestras mentes, habla de mucho más que solo cambiar nuestras creencias religiosas. Necesitamos comenzar a ver el mundo desde la perspectiva de Dios, y esa perspectiva no se origina en la cima del Monte Olimpo.

La orientación cultural de hoy se basa en el pensamiento y las suposiciones griegas. Para lograr expresar la fe hebrea en este mundo griego, es necesario que sepamos reconocer cuándo enfrentamos a estas diferencias fundamentales.  Esto no significa que no podemos ser cristianos en el lugar de trabajo, en escenarios civiles y sociales o en la educación. Obviamente, Dios es el Dios de toda la creación y soberano sobre toda circunstancia. Así que Dios espera que nos comportemos como Su Hijo. Pero usualmente intentamos hacer lo “correcto” sin siquiera saber cuál es la perspectiva de Dios sobre el tema. Quizás sea necesario que veamos muy seriamente lo que realmente creemos al observar nuestras acciones, no nuestras palabras.

Por ejemplo, enseñamos a nuestros hijos que el éxito de la vida es el resultado de la educación. Les decimos que el conocimiento y el estudio es el camino a la felicidad. La idea es absolutamente griega. Eso no es lo que dice Dios. Primero, la vida no se mide por la ventaja o el éxito material. Segundo, la vida no es sobre educación; es sobre sabiduría. Tercero, el conocimiento sólo es importante si produce una actitud sumisa ante Dios. Los diplomas en la pared, los ascensos  laborales y los títulos corporativos no valen nada si no son parte del propósito de Dios para nosotros. Esto no significa que asumimos una postura anti-educativa. Quiere decir que evaluamos nuestra educación desde el parámetro de utilidad santa de Dios. Hacemos lo necesario y lógico para una imagen más grande y eterna. No nos limitamos por los horizontes humanos.

¿Ves lo fácil que se manifiesta la perspectiva griega? ¿Ves lo difícil que es darle sentido a la vida cuando las suposiciones de fundamento griego impiden tus intentos de ser un buen cristiano de fundamento hebreo?

Es hora de ir a la batalla. Como dijo Pogo en esa historieta tan famosa, “Hemos conocido al enemigo y está en nosotros.”

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