Política de Puerta Abierta

Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y que el árbol era deseable para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto y comió. También dio a su marido que estaba con ella, y él comió. Génesis 3:6


Era Deseable – ¿Qué le sucede a Eva? Es seguro que sabía sobre este Árbol. Ella se lo señala a la serpiente. Ella está al tanto de la prohibición en cuento a esta fruta. Pero después de la conversación con la serpiente, el Árbol ha cambiado. Ya no es solo un árbol. Ahora Eva le agrega algo al Árbol que no estaba allí antes.

Esta es una palabra compleja, nechmad. Del verbo, chamad, significa “deleite, deseo, anhelo.” Este verbo significa “codiciar, sentir lujuria por.” No debe sorprendernos que el decimo mandamiento trate directamente con el pecado mental del deseo codicioso. Esto no se trata de la acción de cosechar y comer. Esto tiene que ver con el deseo interno de consumir, aun cuando no hemos actuado en función de ese deseo. So el poder de actúa no se controla en éste punto, el resto es inevitable.

Una vez más, el pictógrafo lo reduce a una imagen. CH-M-D es la puerta en la valla que rodea el caos. Si abro la puerta, entra el desorden. No debe sorprendernos que Pablo sugiera que Adán abrió la puerta que dio la entrada a Pecado al mundo (Romanos 5).  Podrías pensar que estás seguro mientras mantengas la puerta cerrada. Pero esta puerta no tiene perilla. Lo único que necesitamos para abrirla es el deseo de hacerlo. Antes que el deseo de Eva se alimentara de la serpiente, el Árbol dormía placenteramente en el Jardín. Ahora se ha despertado con anticipación. Ahora es el objeto de la codicia. ¿Y quién lo hizo así? De cierto que no fue Dios. El hizo el Árbol y lo sembró allí, pero el Árbol que El sembró solo era uno de muchos; uno con el propósito de recordad. Un vistazo casual en dirección del Árbol era suficiente para recordad quién era Dios. Una mezuzah en el dintel de la puerta – ese era el propósito de Dios para el Árbol. Un recordatorio que Dios determina lo que es bueno y lo que es malo. Pero ya no más. Antes de levantar la fruta, antes de palpar su piel suave y de oler su aroma, antes de dar el primer mordisco, Eva ya había desechado su propósito divino. Ahora el Árbol le pertenecía.

En los círculos de los Doce Pasos, a esto se le llama recuperación técnica. Significa que no acciono mi adicción, sino que mi mente aun esta absorta con conducta adictiva. Estoy limpio por fuera, pero me pudro por dentro. Eva no había comido aun, pero ya se había alejado de Dios. Este aspecto del corazón del pecado es la más difícil de confrontar porque esconde su rostro. Solo lo sabemos Dios y yo.

El pecado no es el egoísmo arrebatador. Mucho más tarde se deteriora hasta llegar a ser eso. Comienza con descontento y el deseo de hacer las cosas mejor que de la manera en que fui creada.

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