Juntarse
26 de julio Habla a los hijos de Israel y diles: “Cuando alguno de vosotros traiga una ofrenda al SEÑOR, traeréis vuestra ofrenda de… Levíticos 1:2
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Ofrenda – ¿Crees que Dios está enojado? Parece que la mayoría de las personas religiosas (de todos los credos) ven a Dios como juez airado. Ve la maldad del mundo y castiga a quienes no han sido buenos. Aparentemente no tiene buen pulso porque muchas cosas malas suceden a buenas personas. Pero quizás esto sucede puesto que todos merecemos el castigo y Dios solo nos recuerda nuestra condición de impíos.
Que error tan trágico ver a Dios de esta manera. Dios está enojado, pero enojado como loco, no enojad de ira. Está loco puesto que está dispuesto a morir por quienes han rechazado Su benevolencia. ¡Eso no es normal! ¿Pero porque estaría Dios enojado con nosotros? Si supiéramos algo de la palabra hebrea para ofrenda (Korban), nunca habríamos cometido ese error. ¿Por qué? Porque Korban viene del verbo karav que significa “acercar.” ¡Así es! El propósito del sacrificio no es el de apaciguar al Dios airado. Es de acercarnos a Su amor. Una ofrenda despliega el deseo de Dios de acercarnos a Él y disfrutar Su presencia y compañerismo. Es exactamente lo opuesto a las ofrendas hechas a dioses falsos. Desde la perspectiva hebrea, una ofrenda es una invitación al compañerismo, no un intento de aplacamiento.
Considera esto en relación a tu comprensión del sacrificio de Yeshua. ¿Cuántas veces te han dicho que SU muerte era para apaciguar la ira justa de Dios por nuestros pecados? Esa teología sugiere que Dios está muy, muy enojado. Tan enojado que requirió la muerte de Su propio Hijo para apaciguar Su ira. Esa clase de pensamiento pertenece a la idolatría. El sacrificio de Yeshua es la invitación más abierta y audaz que Dios es capaz de hacer. Es una invitación a la vida. Es la garantía que la promesa hecha a Abraham se cumplirá. Es la manera en que Dios remueve el castigo que merecemos para que podamos acercarnos a Él. Es la señal máxima de acercamiento a Él.
Noten otra cosa muy importante aquí. El suplicante tiene opciones. La ofrenda es condicional. “Cuando” presentas una ofrenda es seguida de “si” la ofrenda es tal y tal. En otras palabras, aunque Dios instruye como acercarse, El permite que nos acerquemos voluntariamente. El apaciguamiento puede exigirse. La invitación solo puede pedirse.
El gran Dios de gloria abre el camino a Su corazón. Es el camino de la compasión, misericordia y perdón. Debemos escoger aceptar Su invitación y acercarnos a Él. Dios no está enojado. Solo espera.