Persiguiendo el Sueño

1 de julio Así que procuremos lo que contribuye a la paz y a la edificación mutua.

Romanos 14:19


Procuremos – ¿Qué procuras en verdad? Se honesto contigo mismo. No consideres los ideales que flotan en nuestra cultura. Mira tú conducta. Evalúate a ti mismo como si fueses observador externo. “¿Cuáles de mis metas son evidentes por las cosas que realmente hago?” Este ejercicio podría sorprenderte.

Si le preguntas a la mayoría de las personas que es lo que procuran, lo más probable es que recibas una proyección idealizada. Paz, buena voluntad, generosidad, armonía y prosperidad probablemente encabezaran la lista. Pero tú podrías ver una imagen muy diferente si los sigues por una semana, observando cómo se comportan en realidad. Es por eso que Pablo usa el verbo griego dioko. Es de hecho una opción de palabra bastante extraña porque también significa perseguir y enjuiciar. En otras palabras, indistintamente si se aplica a cosas buenas o malas, este verbo tiene que ver con intensidad. Es un esfuerzo contundente y diligente con la meta de obtener. Pablo conocería muy bien las características de este verbo. EL presionó fuertemente para perseguir a aquellos que seguían el Camino. Pero una vez que encontró al Mesías resucitado, todo ese esfuerzo se volcó hacia un objetivo diferente – la entrega de las buenas nuevas a los gentiles. Pablo tuvo una experiencia personal con los dos lados de dioko. Creo que la mayoría de nosotros tenemos la misma experiencia bipolar.  Hubo un momento en que dedicábamos energías inmensas a la persecución de metas egocéntricas. Y después nos encontramos con el Señor resucitado. Las cosas cambiaron. Espero que ahora nos encontremos que la misma intensidad se dirige hacia Sus propósitos, en vez de los nuestros.

Pablo nos relata sobre dos cosas que pertenecen en esta dirección. La primera es paz. Claro que Pablo no ve la paz en el mismo sentido que la idea infame de “paz mundial” de las concursantes de concurso de Miss América.  Indudablemente tienen en mente el concepto hebreo de shalom. Shalom no solo es paz con Dios; es la existencia armoniosa y pacifica con toda la creación. Eso incluye mis vecinos, mi ambiente, mi trabajo y mi adoración. Es el bienestar en el sentido más pleno posible. Pero es un bienestar ordenado apropiadamente. Las prioridades de shalom son las del esclavo del Rey, no de los empleados religiosos. Para Pablo, la paz mundial no significa nada si no son los resultados del Reino aquí en la tierra, y el Reino comienza con el individuo cuya vida se entrega al reino y gobierno del Rey.

Pablo agrega algo más a éste versículo – la provisión deliberada e intencional de otros. Pablo nos dice que debemos procurar el ánimo, la edificación, el apoyo a otras personas. En otras palabras, debemos producir fruto en nuestras vidas para que otros la coman. Este no es un producto secundario accidental de otras actividades de mi vida. Esta es la producción dedicada de fruto. Revisa tus acciones. ¿Otros se benefician de mis esfuerzos deliberados de nutrirlos con lo que Dios te ha bendecido a ti?

Este recordatorio de Pablo es bueno, especialmente en un mundo donde se dedica más y más énfasis en cuidarnos primero a nosotros mismos. La actividad cristiana debe estar llena de procuraciones, pero procuramos paz santa y el beneficio de otros. Ahora sabes que debes buscar. Cuando te revisas a ti mismo, ¿Ves estas dos cosas sobresalir sobre las demás?

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