Rodantes Profanos
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Agosto 5 “¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?” Mateo 14:31
Rodantes Profanos
Duda – “No hay palabra en el hebreo bíblico para la duda; hay muchas expresiones de maravilla. Sólo al tratar con juicios, nuestro punto de entrada es la duda, la maravilla es el punto de partida Bíblico para enfrentar la realidad. El sentido bíblico del hombre para la grandeza que sobrepasa el entendimiento de la realidad previene que el poder de la duda establezca su propia dinastía independiente. La duda es un acto en que la mente inspecciona sus propios ideales; la maravilla es un acto en que la mente se confronta con el universo”- Abraham Heschel.7
El comentario de Heschel nos hace reconsiderar nuestro típico entendimiento acerca de la duda. Por consiguiente, reta nuestra traducción de este pasaje griego en Mateo. ¿Pudo Yeshua en realidad haber utilizado una palabra que no existe en el hebreo bíblico? ¿Y sí no hablaba de la duda, entonces qué fue lo que le dijo a los hombres mecidos por la tempestad en el barco?
La mayoría del tiempo se nos dice que la duda no es pecado. De hecho, a menudo se nos anima a expresar nuestras dudas abiertamente con Dios. Él puede con ellas. Está BIEN hacer preguntas. Pero miremos una vez más el comentario de Heschel. La esencia de la duda se encuentra en la historia de la Caída. La serpiente sugiere que aún si Dios le dijera a la pareja lo que era cierto, ellos tenían sus propias facultades para determinar si las palabras de Dios tenían sentido para ellos. En las palabras de Heschel, Havvah inspeccionaba las palabras de Dios de acuerdo a sus propios ideales. Ella dudaba la certeza de las instrucciones de Dios porque ella no permitía que la maravilla de la creación disipara la ridícula sugerencia que ella tenía la capacidad de decidir lo que era cierto para ella. Ella no confrontó el universo. Ella buscó dentro de sí misma para inspeccionar sus propias consideraciones acerca del asunto. Esto es pecado, simple y sencillo. Cuando la auto-determinación es la raíz de mis acciones, ya sea mental ó física, yo m e opongo a la verdad del Creador. Yo peco. Me rehúso a confrontar la maravilla de ello. Niego mi dependencia. Yo rechazo Su gloria y misterio. Yo pongo el ojo ciego hacia la pregunta de mi propia existencia. No es de preguntarse porque no existe una palabra para esto en el hebreo. A la luz del Dios Creador, tal acto es incomprensible.
Ah, ¿pero tenemos una palabra para eso, verdad? Dudamos- y excusamos nuestra afronta con el Creador al actuar como si tuviésemos un derecho de interrogar Su gloria y autoridad. Después de todo, El nos hizo con la habilidad para elegir, entonces ¿qué tienen de malo con hacernos interrogantes acerca de Él? En realidad, ¡todo! Esto es la auto-idolatría disfrazada como un dilema racional. La respuesta apropiada a este tipo de arrogancia es esto: “¿Qué pasa contigo? ¿Estás tan ciego que no puedes ver la obra del Creador frente a tus ojos? ¿Te imaginas que tú hiciste todo esto? ¿Te imaginas que tú controlas todo esto? ¿Crees que tu propio ser es el resultado de tu accionar? ¡Seamos honestos! ¿Porque estas tratando de ser el arbitro de lo que es verdadero y real? ¡Mira a tu alrededor- y obtiene humildad!
Conversar con Dios acerca de cosas serias es parte de nuestra experiencia con el Dios que cuida de nosotros. El preguntarnos a cerca de la autoridad ó propiedad de Dios no lo es. El punto de vista bíblico es acerca de un encuentro con el cuidado y la instrucción de Dios. La duda no tiene lugar en esta arena porque el cuidado y la dirección son lo que asumimos del punto de vista bíblico. Esta perfectamente BIEN preguntarle a Dios porque. Es u pecado preguntarle adiós “¿Quién dice?” Rodar en estas olas es un viaje profano.
Índice de Tema: duda, Heschel, havvah, maravilla, Mateo 14:31, Génesis 3:4, distazo
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[1] Abraham Heschel, Entre el Hombre y Dios (Free Press, Nueva York, 1997), p. 96.