Último Mal

Agosto 6 Apártate del mal, y haz el bien. Salmos 34:15

Último Mal

Mal- ¿Qué podemos hacer acerca de todas estas cosas terribles en el mundo? Vivimos en la era de los peores genocidios de la historia. Somos expuestos a diario a la humanidad del hombre. Vemos la corrupción que nos rodea. Casi que no podemos pasar un día sin ser tocados por el mal. ¿Hay alguna respuesta? ¿Hay esperanza?

El mundo reconoce el problema con el mal, pero su solución es alarmantemente inadecuada. ¿Por qué? Porque la solución del mundo es el intento para elevar la conciencia moral, para hacernos sentir mejor al apelar a nuestra bondad interna. La solución para el mal del mundo es educación y buenos pensamientos. Esto nos dice que lo único que necesitamos es más entrenamiento, más iluminación, más sensibilidad. Esta no es la solución bíblica.

“El mal no es el último problema del hombre. El último problema es su relación con Dios…la respuesta Bíblica al mal no es lo bueno sino lo santo. No es un intento de tratar de elevar al hombre a un nivel más lato de existencia, donde el hombre no está sólo cuando se confronta con el mal. Vivir a “la luz del rostro de Dios” nos conceded un poder de amor que nos capacita para poder vencer el poder del mal.” 8

Siempre y cuando que actuemos en base a que el mal se reduce a través de soluciones humanas, no haremos ninguna diferencia substancial. El mal confronta la santidad, no la bondad. Para combatir el mal debemos de hacer justicia. ¿Por qué? Porque el actuar con justicia trae redención. Cada acto justo siembra el carácter de Dios en el mundo. Cada acto justo es el cumplimiento de Su voluntad en la tierra. Cada acto de justicia, no sólo los eventos grandes de caridad de elección. Dios invade este mundo maligno en los pequeños momentos de justicia.

¡Espera! ¿Acaso este Salmo no nos dice que hagamos el bien? Ciertamente así es. Pero la diferencia es quién decide lo que es bueno. El hacer bien no es hacer lo que yo pienso que está bien. El hacer el bien es hacer lo que Dios dice que está bien. Sólo la bondad que Dios da es la que en realidad cuenta. Mis versiones de hacer el bien no significan nada en la batalla en contra del mal porque mis versiones no están alineadas con Su santidad, sin importar cuán altruistas puedan ser. Lo que cuenta en la lucha en contra del mal es sólo lo que Dios cuenta.

¿Qué significa esto? ¿Cómo obro justicia? No tiene que adivinar. Dios en realidad nos dice cómo obrar justicia en los detalles más pequeños. Es sencillo. Sólo haga un mitzvah. ¿Qué? Mitzvah es en realidad un acto de bondad. ¿Significa esto que todas las obras bondadosas son justicia que combate el mal? Sí lo son, pero Dios nos ha dado un conocimiento especial a Su mitzvot (plural). En realidad hace un listado de ellas en el Torah. Cada vez que usted y yo seguimos uno de Sus mandamientos, obramos un mitzvah y hacemos que Su carácter se implante en este mundo. ¡Cada vez! No solo cuando le ofrecemos comida al hambriento y bebida al sediento. El combatir el mal ocurre cuando honramos el Sábado, le prestamos al pobre, guardamos nuestra lengua ó actuamos cómo mayordomos de la propiedad de otro. De hecho, Dios nos ha dado 613 maneras específicas para traer la santidad al mundo.

Aquí está el punto. Es bien fácil pensar que nuestras definiciones de la bondad humana son las armas críticas al combatir el mal. De manera que, pensamos que la dieta no tiene nada que ver con combatir el mal. Pero eso es asumir que el mal es lo opuesto de lo bueno. Dios no lo ve de esa manera. Lo opuesto de lo malo es la santidad y la santidad es actuar de acuerdo al carácter y las instrucciones de Dios. De manera que, si usted decide no comer almejas, yo traigo la santidad al mundo. Talvés yo no entienda cómo eso sucede, pero sé lo que Dios requiere de mí y cuando lo hago, Él es glorificado y el mal es derrotado. Yo participo en la victoria de Dios sobre el mal. Dios es el victorioso, no yo. Sólo estoy siguiendo su instrucción.

Hoy en día, usted y yo podemos hacer mitzvah- un acto de obediencia pequeño a la vez. Cada acto es victoria sobre el mal, aún si es tan sencillo cómo dar gracias después de una comida (Deuteronomio 8:10). J

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