Pecado Adicional

3 de septiembre Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, disolución, Gálatas 5:19


Adulterio – recién estudiamos este mismo versículo. Entonces este versículo no incluía la palabra “adulterio-“La razón es porque la mejor edición de estudio de los manuscritos más antiguos del texto griego no contienen la palabra moicheia. Esta palabra la encontramos en el Textus Receptus, el texto griego disponible cuando se tradujo la versión inglesa del Rey Santiago (King James). Así que cuando comparas esa versión con las traducciones modernas, veras la diferencia. En las versiones más antiguas, como la Reina Valera, las obras de la carne incluyen adulterio. Las versiones modernas no lo incluyen. ¿No te parece conveniente? En 1611 quienes cometían adulterio no heredaban el Reino. Aparentemente hoy no tienen que preocuparse de esto.

¡Error! Aun si es agregado al texto, su historia es muy importante. Es la misma palabra que Jesús uso cuando hablo que la maldad procedía del corazón del hombre. En la traducción griega del Tanac, es la palabra que encontramos en Jeremías y Osea cuando los profetas dicen al pueblo de Dios que se han prostituido con otros dioses. Es una palabra fuerte y clara. Significa exactamente lo que creemos que significa – sexo ilícito con alguien casado con otro. Pero esta palabra es un poco más grande que el acto coital. También significa “seducir” o “ser seducido” y conlleva el sentido de utilizar el subterfugio y el engaño para controlar a otra persona. Aquí la palabra describe una de las acciones que es parte de un grupo mayor de acciones llamadas porneias. Este grupo mayor es la siguiente palabra en la lista.

Para comprender porque Jesús y Pablo incluyeron el adulterio en la lista de pecados separándonos de Dios, debemos saber un poco más sobre la cultura contemporánea del primer siglo. Los griegos veían el adulterio como un asunto unilateral. La prohibición de sexo ilícito con una persona casada se aplicaba básicamente solo a las mujeres. Los hombres podían mantener relaciones sexuales con otras mujeres solteras y estas acciones eran comunes en el mundo griego y romano. De hecho, la proliferación de las relaciones sexuales fuera del matrimonio era tan rampante que uno de los emperadores romanos emitió una ley contra este acto – una ley que no restringió en nada la costumbre.

El Tanac tiene mucho que decir sobre el adulterio. El mandamiento de Dios contra el adulterio establece el compromiso de ambos conyugues en el matrimonio como uno de los fundamentos más importantes de la vida comunitario. Yeshua se refiere a la intención de Dios cuando se ve confrontado por los fariseos en el tema del divorcio. La razón por la que se exige la fidelidad marital no solo es por la protección de la familia. La fidelidad marital también es la representación simbólica de la lealtad exclusiva a Dios. Como respetamos nuestros votos con otra persona es un reflejo de cuanto respetamos nuestros votos a Dios. Esta es la razón por la que los profetas utilizaron símbolos de fidelidad y adulterio para señalar la apostasía de Israel.

En la Tanac, el enfoque del adulterio es aun la mujer adultera. La obligación de fidelidad parece descansar en ella. Pero cuando Yeshua y Pablo utilizan esta palabra, evidencia n que el contexto apropiado involucra al hombre y la mujer conyugues en el matrimonio. Por primera vez en miles de años, las mujeres fueron otorgadas la misma responsabilidad y el mismo respeto que los hombres. Ningún lado tiene licencia para buscar relaciones sexuales con otra persona. El ideal de Dios del compromiso monógamo fue re-instaurado. Adicionalmente, Jesús amplifica el requerimiento al enseñar que el deseo lujurioso por otro era el equivalente a la explotación sexual. El adulterio no se confina al acto sexual físico. Era un asunto del corazón. En una cultura que considera la relación sexual como algo común igual que cualquier otro placer físico, este requerimiento separa radicalmente a los creyentes cristianos de sus contemporáneos. Las mujeres no debían ser menos respetadas que los hombres en cuanto el mandamiento divino incondicional de amar como amo Cristo. Las mujeres no son propiedad y no deben ser tratadas como tal. Los hombres deben exhibir la misma lealtad exclusiva a sus esposas que deben exhibir ante Su Dios. Las consecuencias de la violación de la intención de Dios son claras:

Honroso es en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla;  mas á los fornicarios y á los adúlteros juzgará Dios (Hebreos 13:4)

Ahora que el adulterio no es la carga especial solo de las mujeres, los creyentes reciben claramente la instrucción que la participación en la seducción, en ser seducido, considerar o contemplar la seducción y, claro está, completar el acto de seducción es una afrenta directa al Dios que nos creo hombre y mujer. Circunda Su soberanía al proclamar (usualmente en secreto) que tengo el derecho de hacer lo que deseo con mi cuerpo. Eso, dice Pablo, es completamente errado. Dios te dio tu cuerpo. Es Su derecho decirte como debes tratarlo.

El Rey David sedujo a Betsabé. Violo la intención sagrada de Dios. Cuando fue confrontado y se arrepintió, no fue primero a Betsabé a pedir perdón. Fue ante Dios. Sabía que su pecado se levantaba cara a Dios. El adulterio es nuestro deseo de dictar a Dios como usaremos nuestros cuerpos. Ese es un “derecho” que no poseemos.

Adulterio, moicheia, matrimonio, Gálatas 5:19

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