Seguro Sin Culpa


Y el hombre respondió: La mujer que tú me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. Genesis 3:12

Tú Me Diste – Algunas veces los detalles más pequeños contienen implicaciones sustanciosas. La historia de Adán y Havvah está repleta detalles pequeños. La mayoría son ignoradas en nuestras lecturas tan familiares. ¡Qué error! Cuando Dios nos da una historia sobre los inicios de la relación humana con el Creador, es aconsejable buscar aun en los matices más ínfimos. Veamos lo que sucede cuando vemos sólo las implicaciones del intento por Adán de trasladar la culpa.

La historia va algo así: Dios crea a Adán. Dios le construye a Adán una ´ezer. Esta ´ezer es engañada por la serpiente, cruza la línea de dependencia humana y provee a Adán una oportunidad de desobediencia abierta. Adán escoge seguir a su ´ezer en vez de obedecer la voz externa de Dios. Suceden cosas malas. Dios confronta  todas las partes. Todos delegan la culpa, pero no en la misma dirección.

Adán culpa a la mujer. La mujer culpa a la serpiente. La serpiente no culpa a nadie (y acepta el veredicto). Pero Adán no dice que solo la mujer tiene la culpa. A fin de cuentas, ¡Adán desplaza la culpa en Dios! La  mujer no es la única responsable de su condición. Es el mismo Dios quién creó a ésta mujer a quién él ha seguido. Desde la perspectiva de Adán, el fallo real de diseño descansa con Dios y es Dios el culpable de la desobediencia consecuente. Adán no le dice a la mujer, “¡Es tu culpa!” El dice a Dios, “¡Es tu culpa!”

Katherine Bushnell señala que la excusa de Adán lo coloca del mismo lado que la serpiente, en oposición al Creador. Adán intenta responsabilizar a Dios de las consecuencias. La mujer no ofrece el mismo argumento. Ella se opone a la serpiente, culpándola de su decepción. Dicho sea de paso, ella está en lo correcto. Ella es responsable de sus acciones, pero no dice, “Dios, tu solo me hiciste una ´ezer. ¿Qué más podía escoger que acumular todo lo que pueda para ser una ´ezer? En realidad es tu culpa, Dios. Tú me hiciste así.”  No, ella ve por donde pasa la línea de responsabilidad – por la serpiente. A pesar de su deflexión, reconoce que Dios no es parte de la línea de culpa.

Pero Adán no.

Aquí hay algunas implicaciones sumamente importantes, la menor de las cuales no es la observación sobre las diferencias en consecuencias para el hombre y la mujer. Pero también hay una lección. Reconocemos que Adán y Havvah son responsables, ¿pero reconocemos cuán sutilmente se cambia de lado Adán? ¿Hacemos lo mismo cada vez que ofrecemos una excusa al Santo de Israel? Una cosa es decir, “Si, Señor, he pecado.” Eso nos lleva al arrepentimiento que es a fin de cuentas el reconocimiento que la perspectiva de Dios sobre nuestras acciones es la única perspectiva real. Otra cosa es decir, “Bien, Señor, he pecado pero en verdad no pude evitarlo. Las personas que pusiste en mi vida fueron malas influencias. Has diseñado mis circunstancias de tal manera que me sobrecogieron. Es que Tu eres el Dios sobreaño, pudiste prevenirlo si en verdad lo hubieses deseado.” Quizás no seamos tan audaces en nuestras acusaciones, pero nuestras acciones podrían serlo.

¿Cuándo confrontamos nuestras opciones, ¿de qué lado estamos?

Adán, Havvah, ´ezer, Culpa, Génesis 3:12

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